Heráclito de Efeso
Consideremos entonces los beneficios de la diversidad dentro del contexto de las riquezas naturales de Nicaragua. Nuestro país constituye menos del 1% de la superficie del planeta, descontando los océanos, sin embargo alberga aproximadamente a 7% de su biodiversidad. En un país relativamente pequeño, tenemos bosque húmedo tropical, bosque seco tropical y bosque nuboso. Asimismo gozamos de playas espectaculares pero diferentes tanto en el Pacífico como en el Caribe. Sumemos a esta ecuación nuestros celebrados lagos y volcanes, y consideremos la gran variedad de cultivos que serían exitosos en los diversos suelos y climas de nuestras diferentes regiones. Queda en claro entonces que la diversidad biológica y la diversidad geográfica son características definitorias de nuestro entorno o ambiente como nicaraguenses. Más aun, resulta fácil concluir que dicha diversidad contribuye considerablemente al enorme potencial nicaraguense del que tanto nos gusta hablar sin poder ir—decididamente—mas allá.
Los beneficios de la diversidad no se limitan a la biología. Muchos de los países más exitosos se caracterizan por sus economías mixtas o híbridas, al igual que por la gran variedad de opciones políticas [Estados Unidos es una clara excepción en esto último] disponibles. Me parece tan obvio que todo tiene su lado positivo y su lado negativo. La diversidad nos permite conocer ambos lados de muchas diferentes ideas, ideologías o sistemas; luego podemos diseñar soluciones híbridas para nuestros problemas. La diversidad nos estimula y nos incentiva a buscar y encontrar los denominadores comunes. Nada sería más sano para nuestra joven democracia que el choque institucionalizado de diferentes ideologías y corrientes, resultando en una definición más incluyente y representativa del interés público y el bien común. Una Nicaragua de todos y para todos. La división de nuestra sociedad a causa de diferencias ideológicas no es más que una vil táctica de manipulación por parte de aquellos quienes buscan, a toda costa, retener el poder para velar por sus propios intereses. Unidos en la diversidad podríamos demandar a toda nuestra clase política que nos rinda cuentas, y podríamos hacer cumplir dicha demanda.
Nuestra Nicaragua goza de una abundante riqueza cultural gracias a la diversidad del legado de nuestros antepasados. Tanto nuestro país como sus habitantes son consecuencia del llamado mestizaje. El mestizaje es el proceso mediante el cual la gente y la cultura existentes en la Nicaragua precolombina se mezclaron con la gente y la cultura propias de los colonizadores para marcar el amanecer de una nueva gente y una nueva cultura. Es imperativo reconocer que este es un proceso continuo, el cual vivimos pero con mayores complejidades incluso al día de hoy.
A la misma vez le debemos al mestizaje ciertas costumbres y tradiciones—sobre todo características de nuestras culturas política, social y económica—que han socavado nuestros propios intentos de progresar como sociedad. Irónicamente, en nuestro caso este proceso de diversificación [el mestizaje] produjo un sistema [político, social y económico] excluyente y aislante, dentro del cual la diversidad es mal vista e incluso suprimida. Y así comenzó nuestra ineludible tradición de gobiernos que velan por los intereses de unos pocos a costas del interés publico. Y así nacieron las brechas sociales que nos quebrantan y debilitan como un ente colectivo capaz de hacer frente a todos los otros intereses que existen, en nombre del bien comán. Y entonces nos resignamos y renunciamos a la posibilidad de utilizar a la política como una herramienta para forjar una sociedad acorde a nuestros valores compartidos. Y entonces le dejamos la política como industria propia a hombres como Arnoldo Alemán, Daniel Ortega, y todos sus antecesores. Si reflexionamos un poco nos damos cuenta que renunciamos de forma pasiva a nuestro derecho y deber como ciudadanos nicarag¸enses; nuestro derecho y deber de fijar las metas del estado y monitorear el desempeño del mismo, tomando siempre en cuenta la diversidad total que nos caracteriza.
Se podría decir que el destino o quizás la providencia nos doto a los nicarag¸enses con la diversidad [biológica, geográfica, cultural, demográfica] necesaria para enfrentar los estragos del tiempo y las durezas de nuestro entorno, emergiendo más fuertes. Sin embargo, nos hemos traicionado a nosotros mismos al nunca lograr que nuestras voces, unidas en la diversidad, dicten nuestro proyecto social colectivo. Las voces que nos representan no son ni diversas ni independientes. Peor aun, se resisten al cambio. ¡Claro! ¿Por qué les interesaría a dichas voces que las cosas cambien? El oficio de político es muy cómodo en Nicaragua; no le rendís cuentas a nadie o casi a nadie, y te metés buen billete. Pero a nuestros políticos les va a fallar el cálculo más temprano que tarde. El tiempo pasa y todo cambia, y la diversidad de nuestras opiniones y nuestras ideas y nuestras aspiraciones y nuestras expectativas, va creciendo y buscando cómo y adónde expresarse. No nos pueden burlar o silenciar a todos. No pueden tapar al sol con un dedo.
Cada vez que fijo la mirada en nuestro horizonte colectivo me siento optimista, porque se que al paso del tiempo nada le detiene, y tengo fe en las numerosas y diversas voces de todos aquellos dispuestos a trabajar por una mejor Nicaragua. Quisiera concluir notando que la oportunidad [apertura, transición] que buscamos no es tan rara; de hecho ya hemos desperdiciado oportunidades similares en el pasado reciente. Pero para que esta vez las cosas sean diferentes debemos de trabajar, juntos, y forzar la apertura que necesitamos para que nuestra diversidad se convierta en agente de nuestro progreso. No esperemos que nos caiga del cielo, o que el ciclo actual alcance su caducidad, antes de actuar. Demostremos desde ya, ante las repetidas ofensas de nuestra clase política sin excepciones, que la ciudadanía nicarag¸ense puede velar por el interés publico. Comencemos por atesorar nuestras diferencias ideológicas, inyectemos a nuestro sistema [político, social y económico] de esa diversidad que corre por nuestros ríos y nuestras venas.
CORTESIA DE "EL BUEN CHAVALO"
No hay comentarios:
Publicar un comentario